La Plaza de Armas es una de las cuatro plazas principales de La Habana Vieja, y la más antigua de todas ellas. Fue trazada en 1519, 27 años después del Descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, y con los años, alrededor de ella se fueron levantando otros edificios emblemáticos como el Castillo de la Real Fuerza, el Museo de la Ciudad (en el Palacio de los Capitanes Generales), el Palacio del Segundo Cabo, El Templete, el Museo del Automóvil y el Museo de la Navegación. Es un punto sobresaliente en el mapa de La Habana Vieja, desde el que se pueden trazar rutas a los lugares de interés antes mencionados y a otros edificios de atracción turística y cultural.
En sus orígenes, la plaza cumplía la función básica de núcleo comercial, social y religioso. Se llamaba, de hecho, Plaza de la Iglesia, y los edificios que la rodeaban eran rudimentarios y construidos a partir de madera e incluso guano. Pero su estratégica posición junto al mar hizo que evolucionara rápidamente y después de la construcción del importante Castillo de la Real Fuerza, pasó a denominarse Plaza de Armas, perdiendo así su carácter original de plaza social y pública.
Más tarde volvería a sus principios, adquiriendo en 1834 la forma actual con sus fuentes, bancos, caminos y excelentes zonas verdes de vegetación exuberante y típica de la zona. En la plaza se celebra además un mercadillo de libros de segunda mano que se prolonga del lunes al sábado.
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